La austeridad está enfocada
únicamente a lograr los objetivos del déficit, es la estrategia que está
siguiendo nuestro Gobierno mientras que las empobrecidas familias, las
arruinadas pymes y los autónomos seguirán sufriendo durante 2013 los terribles efectos
de esta contraproducente e ineficaz estrategia económica.
Desvalijar a la clase media, a
las pymes y a los autónomos, que es lo único que se ha hecho hasta la fecha, no
solucionará la crisis, ya que como bien hemos estudiado la base del tejido
empresarial español son las pymes por lo que si se destruyen nuestro país se
va a acercar al tercer mundo.
Sin embargo todo el sector
público ha permanecido intacta durante todo el 2012, igual que cientos de miles
de empleados públicos sin oposición (enchufados), asesores políticos siguen en
sus cómodos puestos de trabajo cobrando un sueldo innecesario.
Sabiendo todas estas cosas además
del tema de la corrupción ¿qué motivación puede tener un emprendedor o un
profesional si percibe que su riqueza generada va a parar a millones de
personas puestas a conciencia en la administración? De momento parece ser que
el Estado no está por la labor de parar esto.
A todos los ciudadanos nos
convendría un rescate que lleve implícito una reforma del Estado de las autonomías
y un recorte radical del gasto público y político improductivo de la
Administración.
Pero la economía española, sobre
todo, debe de librarse en 2013 del lastre que supone la corrupción política.
Nuestra Administración, en todos sus niveles, está sumida en un pozo de
corrupción. Los funcionarios públicos de carrera no son los responsables del
altísimo grado de corrupción que existe, los verdaderos culpables son los políticos
y los empleados enchufados por estos, que sin sentido ni ética han corrompido
al Estado.
El Gobierno no ha puesto solución
a este problema tan grave, ya que la subida de impuestos es una de las
consecuencias de la corrupción, además de la amnistía fiscal que puso en marcha
el Gobierno que fue todo un fracaso.